El mayor desafío en la producción de leche en verano es el estrés por calor que sufren los animales.
Con el verano llegan altas temperaturas y mucha humedad, lo que acaba afectando al animal, principalmente en el bajo rendimiento zootécnico, debido al bajo consumo de materia seca. Los animales terminan comiendo menos por todo el estrés fisiológico que atraviesan durante el verano.